domingo, 31 de enero de 2010

Los Senderos del Silencio.






Hace un siglo,
Cuando desperté.
Intente recorrer la espesura de los bosques musicales,
ocultos en el corazón de la tierra.
En las inmediaciones de la calma
Aguarde que el sol devorara a la noche.
Me adentre en las playas de la tristeza
Y en la arena roja,
me recosté.
A Meditar sobre mis crímenes.

Luego,
Exhausto y fatigado
Intente crear un lenguaje
Que tradujese a todos los lenguajes
En sus silabas de carne
Coloque a cada letra un sonido
Y compuse una sinfonía lingüística.
Una canción perfecta.
Intente deletrear las noches
Y como un mago borracho,
Transforme en hombres,
A las pocas bestias que quedaban
Para el trabajo.
En el jardín antiguo.


Luego,
Intente establecer una regla
Que sintetizara en ella
Todas las químicas y las alquimias.
Investigue todas las magias
Y de ellas me adueñe.
A la locura
Le robe su secreto más preciado (el más endeble).
Su alma.




Me deshice de todo indicio de moral o ética,
Y arroje muy lejos de mí
Todo vestigio de humanidad occidental,
Queme mis ropas y mis disfraces
Queme al pasado,
Al recuerdo lo asfixie.
Reordene mis fugas y mis muertes,
Diseque las últimas gotas de mi nostalgia engendrada.




Tiempo mas tarde, por la espalda,
Asesine a la esperanza
Y en lo alto de las azoteas me vi,
Fornicando al fuego y a sus hijos
Pariendo aullidos amarilllos
En la respiración verdosa de la mañana.






Anduve por calles pestilentes
Hasta perderme
Y con los enanos hambrientos
Me arrastre embrutecido a los pies de la desgracia.






Había estatuas rotas y desoladas,
En la estación en me halle,
Solo,
Aguardando mi llegada.






Antes de irme incendie la ciudad,
Y estremecí las calles.
Y me fui.
En mi voraz vuelo de pájaro borracho.


Por los senderos del silencio.


 
 
diciembre 1996